lunes, 3 de diciembre de 2007

Everybody on board

Bitácora de un viernes 2 de noviembre de 2007

Fue una noche de lo que llamo fiesta. No por el hecho de haber bailado, tomado y reído, fue algo fuera de lo común y ese es para mí el factor determinante, porque sino, fiesta sería cualquier cosa, y tan fácil no se la voy a dejar a mis anfitriones potenciales.

Puede que para alguno de mis lectores no sea nada nuevo, para mí lo es, y por eso escribo acerca de esa noche, porque quiero contarles lo bien que la pasé, pero también aconsejarles que si tienen la oportunidad de concurrir a una fiesta de esa clase, no dejen pasar la ocasión.

Partimos del puerto de Olivos a las 00:30 aprox., dirección norte, al Tigre, anclamos allí unas horas en el medio del Río de la Plata y luego volvimos a las 4:30 aprox. (Ver los puntitos rojos en el mapa!!). Se podría decir que se trató casi de una fiesta privada, éramos unas 50 personas, y el hermoso yate estaba equipado con luces, DJ, una barra de cocktails muy buenos, y cómodos asientos en la proa y la popa a manera de diván.

El desafío de la noche: bailar y hacer equilibrio al mismo tiempo. Apenas subimos fui a la barra a ver con qué mojar los labios, y un chico atrás mío decía que no había tomado nada aún, y ya se sentía mareado. No llegué a caerme ni una sola vez, pero mentiría si negase que estuve a punto en varias ocasiones... al no ser la única, constantemente había motivo de risa y la música se prestaba para bailar en grupo, de a dos, en ronda, trencito o para estar sentada un rato charlando. Cuando el barco llegó al Tigre, pudimos subir a cubierta, y la luna menguante se dejó ver sin peros durante el tiempo que quisimos. El viento estaba de buen humor y nos regaló una fresca brisa, en algún momento me pareció que ya era algo más que fresca y decidí bajar, me senté, dejé que descansen un poco mis cansados pies, escuché las historias que un par de chicos quisieron contarme y me reí de buena gana.

Pero creo que lo más especial fue lo bien que uno se sentía ahí dentro, como decirlo... conocía a pocas personas, y aún así hablé y bailé con todos, mi primera vez en un barco y era como si ya hubiese estado allí anteriormente, me sentí BIEN, como si el mismo barco irradiara una bienvenida a los abordantes. Eso fue lo que más me gustó de la noche: haberme sentido a gusto en un lugar, que sin ser mi hogar, me resultó acogedor; y que a pesar de estar vestida casi de gala, no me sentí obligada a verme bien en ningún momento. Por favor, quien haya sentido algo así en una fiesta, que me lo diga, porque en mi caso, fue la primera vez.

Funny, isn’t it? The second first time in my blog.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

muy lindooo, lindas fotos tambieeen!! Lastima que no hay fotos del barco entero... Viel Spaß en la tierra del asado

Unknown dijo...

Hey preciosa!
Qué alegria saber de tí!!! tengo ya muchas ganas de que vuelvas, cuando vienes y nos vamos en yate por el rin??? o a Paris a ver a la Clonada???

Un beso de la Lola!!!

Anónimo dijo...

Me alegra que lo pasaras bien. Yo conozco esas sensación...

misionerita dijo...

puff ahora q rebeca y lola comentan por separado es mucha la confusioooon!!! jajaja!!!
el/la anonimo/a es acaso nicolchen??
besos, las extrano muchoooo

Anónimo dijo...

hola eli!!!! Te escribo por fin un comentario!!!!! y dps de que tanto te quejaste, no me quedaba otra!!!!! jajaja yo tb la pase muy bien en esa fiesta!!!!!!!! y este año te voy a extrañar los findes!!!! un beso grande!!!!!