martes, 10 de marzo de 2009

El sabor del día

Hoy me puse a pensar en los sabores del día.
Muchas veces se dice que la vida tiene un sabor amargo, o se habla de disfrutar del sabor de la vida. Pero me refiero a otra cosa. Se me ocurrió que cada día tiene un sabor diferente, y aún no me decidí si tiene mas que ver con el gusto que uno sienta en la boca ese día, aún no lo he podido discernir, si te tomas un té o un café el sabor que tenes en la boca cambia... o cuando comes algo.
O quizá tenga que ver con los olores de ese día, no me refiero a el olor a lluvia o el olor a humedad, el olor a calles secas o el olor a viento, o a comida, o perfumes o sudor. Hay días en que hay olores especiales, u olores que traen recuerdos o despierten sensaciones, otros días que no. Hoy me he dado cuenta de que esos días en los que faltan esos olores son días nada especiales, poco importantes, un día en el que no hubiera hecho diferencia el salir de la cama o no.
Tengo que decir, que aún no llega a ser mediodía. Que aún no ha acabado siquiera la media mañana y por lo tanto pueden surgir aún algún que otro olor que haga la diferencia.
Punto y aparte.
Que bueno sería que las manos escribieran con la misma velocidad con las que nacen las ideas... temo que no llego a juntar todas a tiempo y se me van escapando... y de yapa, no ser interrumpida mientras se es acariciada por alguna musa (que bien que sonó eso!)