domingo, 9 de mayo de 2010

Para todos con cariño

Por regla general, puedo autocalificarme de falta de espontaneidad. Sinceramente, no me gustan las "grandes" sorpresas... prefiero saber lo que me va a pasar mañana y estar lo mejor preparada posible para la situación. Que si soy una persona joven, que si soy latina, que si hay que vivir el momento, que si vivir cada día como si fuese el último, que si ponerle sal o pimienta o vaya uno a saber qué a la vida, que si me excita la adrenalina. O cualquier otra cosa que se les ocurra, no gracias.

Si mañana me dicen estás embarazada, nos morimos el feto y yo de un infarto, si mañana me dicen, estás despedida, me pego un tiro, si mañana me dicen, vende todo y sígueme, le hago un gesto y media vuelta, si mañana me dicen, tenés que dejar las cosas como están y marcharte a otro país, me da una parálisis, si mañana me despierto soltera, entro en pánico.

¿Acabo de desilusionar a alguien con estas confesiones? Lo siento mucho (en realidad no lo siento, pero soy muy amable...). No soy una control freak, pero como no tengo una bola de cristal en mi inventario, prefiero planear lo que se viene. Aún cuando no tengo idea en qué dirección, planeo de todas formas. Verán, planear, no necesariamente implica llevar una vida rígida. Reaccionar ante la situación, es, de alguna rebuscada forma, planear.

Y a pesar de planear todo lo que está a mi alcance, hay una parte importante que queda al libre albedrío del universo (le puedo decir destino, para dejar conforme a más gente, como sabrán, soy muy amable): las personas que conozco a lo largo de la vida. Con una mano en el corazón, sublimemente les aseguro, que todas las personas que he tenido el placer de conocer hasta el día de hoy (no se me ocurre ni una excepción) supieron influenciarme en alguna medida, porque de todos algo podés aprender: lo que querés, lo que no querés, lo que es hacer las cosas bien, lo que es hacer las cosas mal. Está bien que eso sea así, si hubiese tenido que planear qué personas conocer, me hubiese perdido de muchas otras, y por ende, de muchas historias y personas valiosas.

No llevo libro de toda esa gente.... 26 años.... es bastante tiempo, y seguramente no recuerdo a todas, de todas formas, algo me dieron, de eso estoy convencida aunque parezca ilógico, y todas están asentadas por lo menos una vez en la columna del haber. Y como planeo vivir muchos años más, espero impaciente la llegada de las personas que aún estar por ser parte de mi vida.

A los que lean esto, y a los que no (imposible, pero da igual), a los que se den por aludido, y a los que no :-), esta es la manera que elijo ahora para mostrar mi agradecimiento. En este post no exijo comentarios, prometo hacer la excepción por esta vez y no matar dulces gatitos.

Dejo una ración de besos suficiente para que alcance hasta el próximo post.

jueves, 29 de abril de 2010

The unsinkable

Se podrán imaginar lo que acabo de mirar en la tele: Titanic.

Que peli larga..... larga con ganas. Y que peli triste, historia pegajosa pero triste.... triste porque la situación alrededor de la historia de amor no diferirá mucho de la realidad, en todo caso, es una versión light, y pegajosa porque, bueno, se sobrentiende.

Una peli que ya conozco, sé cómo termina y que termina mal, porque se muere un Leo DiCaprio con 10 kg menos, llevándose sus hermosos ojos consigo al fondo del océano, para el colmo, muerto de frío... la miro de nuevo de todas formas... o porque no hay nada mejor en la tele, o porque, bueno... a veces... me gusta lo pegajoso (pero que quede entre nosotros por favor!!).

Durante toda la peli estuve sentada en la punta del sillón, sabía lo que se venía, pero estaba tan enganchada... que se me erizaban los pelitos de los brazos y me corría un escalofrío por la espalda cada tanto. Probablemente sea mi virtud empática (Matías G. está convencido de eso.... y para qué la falsa modestia, a mí ya no me caben dudas al respecto) lo que me hacía sufrirrr y temblarr con los personajes durante la peli, mientras el barco se hundía, la gente caía al agua, o se moría aplastada, la orquesta tocaba, viejitos se abrazaban en la cama, un capitán quería morirse con el barco, dos enamorados correteaban de una punta a la otra, y un leo con 15 kg menos más sexy que nunca.

Y ahora se viene algo muy pegajoso, y espero no arrepentirme luego de tanta cursilería: la ancianita Rose diciendo que "a woman's heart is a deep ocean of secrets", estas palabras me siguen dando vueltas en la cabeza. Algunas más, otras menos, durante la vida todas tenemos varios amores, algunos secretos, otros no, unos que se lamentan, otros que forman parte de los buenos recuerdos. Mi mamá a veces rememora y me cuenta muerta de risa sobre mis pequeños amores de antaño (sí, ya estoy vieja), o sobre las mamás del barrio que se juntaban a planear qué hijo de la vecina con qué hija de la otra vecina, pero el primer novio que yo recuerdo, fue un nene que conocí a los 8 años. A ver, Ezequiel, a más tardar ahora te enterarás que fuimos novios. El amorío nos duró poco, decidí terminar la relación pasados 7 días (sí, fueron 7 días, empezamos un finde, y nos volvimos a ver al siguiente) porque me había parecido muy injusto que no me ayudara a hacer trampa jugando a las escondidas. Sí, fue mi primer experiencia "corazón partío", durante las próximas semanas, cada vez que venía a hablarme, le daba un puñetazo, que casi siempre le erraba, pero lo que cuenta es la intención.

Mi admirador y pretendiente preferido (digo preferido para dar la impresión de haber tenido muchos) fue uno de mis alumnitos. El pequeñín habrá tenido unos 7 años en esa época (yo 17, nuestro amor estaba predestinado a sufrir el reproche social) y tenía tantas ganas de comerle los cachetes a besos cada vez que se ponía a hacerme ojitos o me traía alguna golosina de regalo. No sé que habrá sido de este chico, pero está claro que hoy debe ser un don juan con todas las letras.

No se hable más del tema, porque el resto, es un secreto.... que la mayoría ya conoce, y este titanic mantiene firme su curso.