martes, 17 de febrero de 2009

Ahora ahorita

En esos momentos en los que uno no sabe a qué dedicarse, esos momentos en los que uno piensa haber ya agotado las ideas, haber agotado las cosas para buscar en google, esos momentos en los que uno piensa en miles de cosas que podría estar haciendo, pero es imposible por estar en el trabajo, atascado en un embotellamiento, o en el tren que no avanza por un desperfecto técnico, esos momentos en los que hierve la cabeza por pensar que en realidad se trata de tiempo perdido, esos momentos que lo agarran a uno desprevenido, sin un libro, o más bien imposibilitado de ocupar ese tiempo aunque sea banalmente, escuchando música, esos momentos en los que tardamos más en pensar qué hacer que en la acción misma, esos momentos en los que uno ya no sabe siquiera en qué pensar, y a medida que pasa el tiempo empeora y uno se pregunta en qué pensar, y se sorprende por no encontrar nada, y comienza a pensar que quizá sea uno muy tonto, y por eso se le acaban las ideas, esos son los momentos que matan el alma, la alegría y consumen energía (poca, porque es comparable con el stand by, aunque depende del tiempo invertido en pensar siempre desde el mismo punto de partida).